Sandra Ruiz Almendárez
Leer y escribir son experiencias que se aprenden desde temprana edad. Los especialistas en la materia incluyen el aprendizaje de la lectoescritura en tres etapas, emergente, inicial y establecida (Camargo, Maldonado, Montenegro & Magzul, 2016). Muchos autores explican que aprender a leer y escribir es una actividad compleja tanto para el que aprende como para el que enseña.
La lectura va más allá de descifrar signos, es un acto de comunicación en que se extrae, se comprende, se construye un significado a partir de un texto escrito. Este proceso representa un momento importante para el niño o la niña, porque se experimentan emociones, se descubre el mundo, se comparten experiencias, y se convierte en una práctica placentera (Pérez (1988), Charria y González (1993), Roncal y Monteque (2011) y Condemarín (2001), citados por El Centro de Investigación y Acción Educativa Social, CIASES & American Institutes for Research, AIR, (2017).
Aprender a leer es en última instancia aprender a comprender. El siguiente relato de Rosa María titulado “Aprender a leer y a escribir a los 5 años me marcó la vida”, en Torres, 2014, testifica el significado que tiene la lectoescritura.
[…] aprender a leer y escribir a temprana edad es quizás el mejor predictor de éxito escolar, un potente dispositivo de autoestima y felicidad, un disparador de habilidades cognitivas importantísimas para el razonamiento, la reflexión, el espíritu crítico, la creatividad, la
imaginación y la fantasía.
Existe una gran dificultad en una alta proporción de niños y niñas que asisten con regularidad a la escuela y no pueden descifrar una sola palabra. Las evaluaciones a través de las pruebas (EGRA) realizadas por varios países así lo demuestran. El Grupo Nacional de Lectura de los Estados Unidos de Norteamérica, indicó que aproximadamente el 20% de los niños pequeños tienen problemas para leer antes del tercer grado. (Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (2000) en Reynolds, Wheldall & Madelaine, citado por CIASES et al, (2017).
Esta problemática ha generado que la comunidad científica, los investigadores/as que trabajan en el campo educativo y varios gobiernos unan sus esfuerzos para producir estudios internacionales con evidencias y contenidos pertinentes para tratar los fundamentos de la lectoescritura inicial y las formas en que se debe enseñar en las instituciones educativas.
En ese sentido, este ensayo expone las ideas clave para la comprensión lectora y el papel que tienen los y las docentes para generar las estrategias que permitan el desarrollo de estas destrezas en sus estudiantes. No obstante, es importante señalar, que, si bien existe una fuerte evidencia que sugiere que, si los maestros y maestras toman medidas positivas y apropiadas en los primeros grados, los estudiantes pueden mejorar su rendimiento en lectura (Reynolds, et al, (2011), citado en CIASES, et al, (2017), la superación de este problema no radica exclusivamente en el magisterio, se necesita y con mucha urgencia la generación de políticas públicas que asuman esta problemática y le den la prioridad de país, justificando su relevancia en los tres primeros grados de escuela, así como en los programas y proyectos de mejora de la lectura.
Los especialistas en lectoescritura inicial han demostrado que la comprensión lectora no es un proceso espontáneo, por el contrario, es el resultado de la aplicación de estrategias que inician desde la temprana edad y es aplicable a todas las áreas curriculares y no exclusiva de la asignatura de Español o de Comunicación y Lenguaje. Es algo que se enseña y se hace de manera planificada, sistemática, que amerita formación docente en un conjunto de capacidades a fin de lograr las destrezas necesarias en el estudiantado. El o la docente tiene que tener desarrollada las competencias que enseñará a sus estudiantes, en la fluidez, vocabulario, capacidades metacognitivas, manejo de diferentes textos y estructura de los mismos, así como un fuerte componente de motivación (Cotto, Montenegro, Magzul, Maldonado, Orozco & Hernández, & Rosales, 2017).
A lo largo de los tres primeros grados de primaria se espera que los niños demuestren conocimientos de seis grandes destrezas: conciencia fonológica, principio alfabético, vocabulario fluidez, comprensión y escritura. Aun cuando los niños y las niñas no aprenden a leer y escribir al mismo tiempo, es importante automatizar la lectura por medio de una práctica permanente que logre la fluidez, el vocabulario y lenguaje académico y las estrategias de comprensión lectora de forma oral, a través de técnicas como la lectura en voz alta (Maldonado & Rosales, 2018).
Según los neurocientíficos, en la comprensión intervienen la atención y la memoria para procesar la información. Para comprender el cerebro requiere utilizar un conjunto de operaciones llamadas habilidades cognitivas que le permiten analizar, sintetizar, describir, recuperar y aplicar el contenido de un texto. Actualmente se dispone de una ciencia sobre la lectura y escritura y los maestros/as
debemos conocerlas para aprovecharlas y experimentarlas en las aulas de clase (Dehaene, 2015). También, existen otras habilidades denominadas metacognitivas que ayudan a tomar conciencia y control sobre lo que estamos aprendiendo, cómo lo estamos aprendiendo y qué necesitamos mejorar. La meta que debemos cultivar en la educación y es un papel importante que tiene el magisterio es
lograr que el estudiantado se vuelve el protagonista de su proceso lector participando activamente, tomando decisiones y aplicando estrategias de comprensión. En ese sentido, el modelamiento del docente y la regulación externa ayudan al estudiante a lograr la autorregulación (Cotto, et al, 2017).
La comprensión lectora es un proceso continuo que se implementa en tres momentos: antes, durante y después de la lectura y en cada uno de ellos el o la docente tienen un papel clave en el uso de estrategias para la comprensión lectora, definiendo el objetivo de la lectura, modelando al estudiante cómo utilizar sus habilidades y estrategias cognitivas y metacognitivas, además de ayudar a que usen su conocimiento en la comprensión del texto. Asimismo, de acuerdo al grado de profundidad con el que se analice el texto este puede ser literal, crítico e inferencial. Cada nivel es superior al anterior y todos son aplicables a todos los grados incluyendo la preprimaria y van avanzando en el grado de complejidad de la comprensión, desde un nivel de reconocimiento y clasificación, hasta juicios e
inferencias; en todas ellas el o la docente debe explicar el propósito de la lectura, modelar la estrategia, realizar la práctica guiada con el estudiante hasta llegar a la práctica independiente, así como evaluar la aplicación de la estrategia, revisar resultados para mejorar la comprensión lectora (Cotto, et al 2015).
Finalmente, estudios internacionales en educación bilingüe recomiendan que los niños y las niñas aprendan a leer y escribir en su idioma materno primero y luego transfieran las destrezas de lectura a segundo idioma. Esto se que debe a que los estudiantes reconocen con facilidad los sonidos de su lengua materna y se les facilita asociarlos, ayudándoles a un bilingüismo aditivo que implica la valoración de los dos idiomas (Maldonado & Rosales, 2018).
Como conclusión la comprensión lectora es un proceso continuo y sistemático que debe ser priorizado en los tres primeros grados de primaria y amerita estrategias de enseñanza explícitas por parte del docente en donde se modelen las estrategias en sus diferentes etapas y niveles de comprensión, en donde este modelaje permita transitar a una práctica guiada hasta llegar a una independiente.
Los estados deben priorizar la formación docente para que estos reciban apoyo explícito y herramientas para ayudar a los estudiantes a adquirir las destrezas de lectura y evaluar el progreso de estas competencias.
Es notorio señalar, la urgencia que demanda atender con prontitud y con recursos la lectoescritura inicial, dado que las dificultades se continúan manifestando en la educación universitaria, así lo demuestran las pruebas de lectura comprensiva y lo corroboran especialistas dedicados a la enseñanza de asignaturas de lectura comprensiva y redacción de textos (Delgado, 2018). Es una responsabilidad de todas y de todos asumir este desafío y compromiso con la calidad de la educación.
Referencias bibliográficas
Camargo, G., Montenegro, R., Maldonado, S. & Loeza, P. (2016). Aprendizaje de la lectoescritura. USAID: Guatemala.Centro de Investigación y Acción Educativa Social, American Institutes for Research (2017). Perfil del país Nicaragua y análisis de actores clave en lectoescritura inicial. CIASES: Nicaragua.
Cotto, E., Montenegro, R., Magzul, J., Maldonado, S., Orozco, F., & Hernández, H., Rosales, L. (2017). Enseñanza de la comprensión lectora. USAID: Guatemala.
Dehaene, S. (2015). Aprender a leer. De las ciencias cognitivas al aula. Siglo Veintiuno: Buenos Aires.
Delgado, B. (2018). Entrevista. Problemas que enfrentan los estudiantes universitarios en la comprensión lectora. Managua: Inédito.
Maldonado, S, & Rosales, L. (2018). Aprender a leer…trayectorias esperadas y reales. Resumen de Políticas (2). USAID: Guatemala.